Si en todas las etapas de nuestra vida es fundamental cuidar lo que comemos para mantenernos sanos, en el caso de las personas mayores tener en cuenta su alimentación y que esta sea la adecuada a su estado fisiológico es incluso más importante.
Es habitual que las personas mayores pierdan su apetito conforme avanzan en edad. También puede ser efecto de alguna patología o de su medicación, así como de la falta de actividad física. Las enfermedades mentales (demencias y Alzhéimer, o la depresión) también contribuyen a ello. A esta pérdida de apetito se denomina hiporexia; y como hemos comentado es bastante frecuente en ancianos.
La consecuencia más grave de la hiporexia es que el anciano no se esté nutriendo correctamente, es decir, no esté ingiriendo las calorías suficientes ni los principios inmediatos, vitaminas y minerales que su cuerpo necesita. Esta situación conducirá inexorablemente a un mayor deterioro de su salud.
¿Qué podemos hacer cuando una persona mayor ha perdido el apetito y no quiere comer?
A la falta de apetito se suele sumar que se sacian enseguida. Por ello es recomendable que hagan varias comidas al día no muy fuertes.
Al comer poco debemos de tener muy en cuenta el tipo de alimento que le estamos dando. Debemos buscar que sean saludables y que sean atrayentes para ellos, que les guste comerlas.
Además del apetito se suma en muchas ocasiones problemas orgánicos y fisiológicos, como dificultades de deglución o de masticación por pérdida de piezas dentales. En estos casos darles la comida triturada, en papilla o zumos, puede mejorar su apetencia por ellas. Además, con la comida triturada ingerirán más cantidad antes de llegar a saciarse.
El estado anímico también influye en el apetito. Para una persona mayor sentirse acompañada es importante. En ocasiones mejora su ingesta si come junto con el resto de la familia o simplemente acompañado de su cuidador o cuidadora.
En los casos de hiporexia es normal que nos preguntemos si realmente se está alimentando bien. Podemos consultar con nuestro médico o en la farmacia por la toma de algún medicamento o jarabe que les abra el apetito. También contamos con suplementos nutricionales para cubrir aquellos déficits que se puedan generar por su falta de apetito, o incluso prevenirlos. En la farmacia contamos con distintos tipos de complementos alimenticios que ayudarán a cubrir las necesidades nutricionales del anciano.
Por otro lado, están los casos que no han perdido las ganas de comer, o han decidido alimentarse de forma insana (más apetencia por dulces, embutidos y alimentos poco saludables). En estos casos las personas que estamos cuidando de ellos debemos igualmente ayudarles a controlar la ingesta de estos alimentos.
Conseguir que una persona mayor se alimente correctamente debe ser una de las prioridades de cualquier cuidador de ancianos ya que este déficit repercutirá de forma negativa en su estado de salud general.