Estar a cargo como cuidadora o cuidador de una persona mayor requiere de unas características específicas. Cuando los cuidadores son familiares, estos realmente deben aprender a cómo realizar esta labor de forma adecuada, tanto para su propia salud como para garantizar que están atendiendo correctamente todas las necesidades del anciano.
Pero, el contar con un familiar no es siempre posible, por muy diversas circunstancias: falta de tiempo por nuestro trabajo; vivir en otra localidad; o, simplemente, no estamos preparados para ello y queremos que nuestro padre o madre esté bien atendido. Para cubrir esta necesidad podemos contar con el trabajo profesional de una empresa especializada en el cuidado de mayores.
Los cuidadores de personas mayores profesionales deben tener unas cualidades concretas que les permitan desarrollar este trabajo de forma correcta.
Vocación, paciencia y empatía
Lo primero que debemos mencionar es que es un trabajo muy vocacional, que requiere de grandes dosis de paciencia y empatía. Por suerte contamos con personas que poseen estas cualidades. Los cuidadores deben ser personas que realmente deseen ayudar a la persona que atienden con su trabajo. Para ello, dos de los aspectos o cualidades personales más importantes son la paciencia y la empatía. Las personas mayores en general se dice que tienen muchas manías, y ¡claro que tienen manías! Llevan toda la vida haciendo su vida y decidiendo por ellos mismos y quieren seguir sintiendo que la controlan. Además a la edad y sus propios hábitos se unen las alteraciones en su raciocinio por causa de distintas demencias. Por todo ello el cuidador debe empatizar con esa persona, entender lo que está ocurriendo, su causa, empatizando con el anciano, y tener mucha paciencia con ellos. Debe saber en qué se puede ceder para que se haga al gusto de la persona mayor, para que se sienta bien, y en qué aspectos no se le puede dejar.
Serviciales y observadores
Las personas a cargo de un anciano tienen que atenderlo de buena gana, con una actitud empática y nunca a regañadientes o haciendo sentir mal al anciano. Es cierto que hay que corregirles ciertos comportamientos, pero esto debe hacerse de forma tranquila. No podemos olvidar que el cariño es muy importante en este trabajo.
También es muy importante que el cuidador sepa cómo mover al anciano para que no sufra, para poder hacer esto correctamente los cuidadores deben tener un buen estado físico que permita atenderlos correctamente.
Por otro lado el cuidador o cuidadora debe estar al tanto de lo que hace el anciano y de cómo se comporta. Observar su estado físico, identificar si siente dolores nuevos, explorarle la piel cuando se realiza el aseo diario, ver si olvida cosas con más frecuencia que antes, si tiene nuevos cambios de humor, si está triste… En definitiva, estar pendientes y al tanto de su estado físico y emocional.
Responsabilidad, profesionalidad y formación
Además de su actitud y predisposición deben tener formación específica para ello. Un cuidador de ancianos debe estar al tanto de su estado de salud y la situación médica del anciano y ser responsable de la administración adecuada de su medicación. Debe cumplir con los horarios establecidos y con las rutinas diarias del anciano. Debe saber que ante posibles cambios en el estado de salud del anciano o en sus comportamientos tiene que comunicarlo a la familia para que puedan tomar decisiones a tiempo (llevarlo al médico, consultar a un fisioterapeuta, etc.) y prestarle la atención que necesita.