El envejecimiento lleva asociado de manera ineludible la alteración de las funciones cognitivas. Entre los cambios neurológicos que experimenta una persona anciana destacan las alteraciones en la memoria, alteraciones de las capacidades ejecutivas y cambios en la velocidad de pensamiento, razonamiento y procesamiento.
Esta alteración en las capacidades cognitivas que se producen conforme se envejece no significa que todas las personas mayores sufran o vayan a sufrir demencia senil o algunas de las enfermedades en las que la demencia forma parte de su sintomatología, como el Alzheimer y el Parkinson.
La demencia constituye uno de los principales problemas de salud a nivel mundial. Esto se debe a su alta prevalencia y el elevado coste económico y social. Afecta entre 5-8% de los individuos entre 65-70 años, entre 15-20% de los mayores de 75 años y entre 25-50% de los mayores de 85 años. Las características de la demencia senil es el deterioro cognitivo múltiple que afecta significativamente a la memoria y otras funciones cognitivas afectando la actividad diaria y autonomía del individuo. Esta disfunción suele acompañarse con frecuencia de alteraciones psicológicas (como depresión) y alteraciones conductuales.
Las personas con demencia senil pueden presentar un amplio espectro en su grado de afectación pero en todos los casos necesitan de cuidados específicos. El Alzheimer es la primera causa de demencia en mayores de 65 años, pero también existen otras causas de demencia como la demencia vascular, demencia frontotemporal variante conductual (DFT) o demencia por cuerpos de Lewy (LBD).
La enfermedad de Alzheimer y el Parkinson son dos enfermedades distintas, con distinta sintomatología y origen. Ambas son patologías neurodegenerativas y en ambas, especialmente en el caso del Alzheimer, se desarrolla demencia.
Parkinson
Al igual que otras enfermedades degenerativas los primeros síntomas del Parkinson aparecen paulatinamente, siendo los temblores leves, las dificultades en la psicomotricidad fina (escritura alterada), o dificultad para levantarnos algunos de los primeros. Más adelante aparecerán los más claramente diferenciadores de esta patología como los temblores en reposo, la rigidez, dificultad para mantener el equilibrio, alteración de la propiocepción (posición), dificultades en el habla (hablar muy lento), y más adelante, en un número elevado de pacientes se puede producir la demencia.
El Parkinson no es una enfermedad exclusiva de personas mayores aunque con mayor prevalencia en la población de más de 65 años.
Alzheimer
El Alzheimer es el tipo de demencia con mayor prevalencia en ancianos, el 80% en mayores de 65 años con demencia es por esta causa. El síntoma más característico y frecuente del inicio del Alzheimer es la alteración de la memoria. Las personas mayores afectadas presentan dificultades para retener nueva información, aunque la memoria remota no se afecta en los primeros momentos. Pueden mostrar problemas en el habla por la imposibilidad de encontrar en su cabeza la palabra adecuada y más adelante presentan incapacidad para organizarse, así como dificultades para orientarse, lo que compromete su autonomía. Esta demencia hace que los pacientes de Alzheimer sean cada vez más dependientes.
Tanto en el caso de demencias como el Alzheimer o derivadas del Parkinson como otro tipo de demencias los pacientes requieren de cuidados específicos y ayuda para actividades diarias rutinarias en el domicilio o residencias de mayores (aseo personal, alimentación, actividad física, acompañamiento, estimulación, etc.), así como en circunstancias puntuales (ingresos hospitalarios, clínicas, etc.).