Conforme envejecemos se van produciendo una serie de cambios en nuestro organismo y al alcanzar la tercera edad debemos adaptar la alimentación para que nuestro cuerpo tenga el aporte calórico y de nutrientes adecuados para esta etapa de la vida.
Una alimentación inadecuada en las personas mayores, especialmente en edades avanzadas, puede favorecer el desarrollo y la progresión de enfermedades, además de provocar un estado de malnutrición.
¿Qué cambios se producen cuando envejecemos?
Entre los cambios más destacables que se originan en nuestro organismo con el paso de los años se encuentran:
- Disminución del metabolismo basal. Esto implica que sea necesario un aporte calórico menor. Es importante adaptar la dieta en el anciano para que el aporte calórico no suponga un aumento de peso considerable. Aunque sea menos calórica la dieta tiene que ser equilibrada e incluir todos los grupos de alimentos para que no se produzcan carencias en determinados nutrientes. Igualmente es importante ajustar la dieta a cada caso particular para que exista un aporte energético acorde al nivel de actividad de la persona mayor.
- Disminuyen los sentidos del gusto y olfato lo que provoca en muchas ocasiones un menor apetito.
- Reducción de la masa muscular y aumento del tejido graso, en parte debido a una menor actividad física.
- Peor salud bucodental. La pérdida y el desgaste de piezas dentales o las prótesis mal adaptadas les impiden tomar ciertos alimentos. Por ello es necesario adaptar la dieta introduciendo alimentos más blandos y fáciles de masticar pero que les aporten todos los nutrientes necesarios.
Dieta equilibrada en la tercera edad
Un dieta saludable en la tercera edad debe incluir:
- Proteínas. La carencia de proteínas en la alimentación del anciano puede favorecer una mayor pérdida de masa muscular. El aporte proteico debe ser entorno al 20% del total de la dieta. Hay que incluir proteínas tanto de origen animal como vegetal y de alto valor biológico como las presentes en huevos, carnes magras, pescados, cereales, legumbres y verduras, lácteos y derivados.
- No se debe abusar de los alimentos grasos y optar siempre por grasas saludables mono y poliinsaturadas como las presente en el aceite de oliva virgen, aguacate, nueces, etc. Las gradas deben suponer un 25% del aporte calórico total.
- Se recomienda un aporte de un 55% de hidratos de carbono, preferiblemente integrales: pan, pasta, cereales, arroz…
- Minerales, vitaminas y fibra. Frutas, verduras y hortalizas son indispensables en la dieta de una persona mayor. Al menos cinco raciones al día. También deben incluirse en la dieta unas dos o tres raciones diarias de lácteos y derivados.
Estos son consejos generales para una nutrición adecuada en la tercera edad. Sin embargo, hay que tener en cuenta que determinadas enfermedades asociadas al envejecimiento producen alteraciones en la absorción y metabolismo de ciertos nutrientes. Igualmente el consumo de fármacos también puede alterar la absorción de nutrientes. Por ello es importante adaptar a cada anciano una dieta según sus necesidades específicas.