Aunque popularmente las enfermedades cardiovasculares se asocian mayoritariamente a los hombres, las mujeres también tienen riesgo de padecerlas, especialmente a partir de la menopausia. De hecho, entre los pacientes con enfermedades cardiovasculares la proporción entre hombres y mujeres en 2018 era de 52% hombres y 48% mujeres. De acuerdo con los últimos datos, la enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte entre las mujeres europeas.
La prevalencia de las enfermedades cardiovasculares entre la población española es alta, aproximadamente un 38% y, en general, la mortalidad por enfermedades cardiovasculares ha repuntado en España en los últimos años.
¿Cuáles son las causas? Estilos de vida poco saludables relacionados con la alimentación, el ejercicio físico (en concreto a su falta), el estrés y la salud emocional. Todo esto favorecido, según algunos estudios, por la crisis económica.
Aparte de factores genéticos y alteraciones debidas a otras patologías y sus tratamientos farmacológicos, la única forma de disminuir el riesgo de accidente cardiovascular es la prevención. Aquí os indicamos los tres puntos clave sobre los que actuar.
La alimentación
Llevar una dieta cardiosaludable y llevar una dieta saludable son sinónimos. Esta dieta debe basarse en el consumo de productos vegetales: verduras, hortalizas, legumbres y frutas. Los cereales y sus derivados se deben consumir en formato integral (pan integral, cereales integrales no azucarados, etc.). Consumir pescado y carne (no grasa) con moderación. No consumir alimentos ultraprocesados, con altas cantidades de grasas saturadas, azúcar y sal, los principales elementos que favorecen la degeneración de nuestro sistema cardiovascular. En el caso de personas mayores, que suelen tener menos apetito y comen poco, se observa la tendencia entre los familiares cuidadores de dar dulces, galletas y otros alimentos que, como les gustan, se los comen con ganas. No es lo más adecuado para ellos
La actividad física
Realizar diariamente una actividad física moderada es una prescripción generalizada para la población de cualquier edad, pero aún más entre la población mayor y anciana. Si bien es cierto que en muchos casos hay limitaciones físicas debidas a diversas patologías (artrosis, artritis, etc.) siempre podemos encontrar ejercicios alternativos para movilizar y fortalecer nuestro cuerpo. Si es posible, realizar un paseo diario es muy recomendable, además permite también controlar la diabetes y facilita que el sol active la producción de vitamina D en nuestra piel. Esto, junto con unos sencillos ejercicios de movilización articular y mantenimiento de la elasticidad son especialmente adecuados para cualquier persona de más de 60 años.
Controlar el nivel de estrés
Aunque en las personas mayores se les presupone un bajo nivel de estrés, nada más alejado de la realidad. Muchas personas ya jubiladas están realizando a diario un importantísimo trabajo para sus hijos y nietos, recogiéndolos del cole, preparando comidas para toda la familia… Cuidar la salud emocional es también cuidar nuestro sistema cardiovascular.